Me
encanta trabajar en equipo con mis niños.
Sus trazos tan brutos, y
su manera de hacer las cosas con tanta seguridad en sí mismos, y
tanta decisión; me recuerdan, que a medida que crecemos, perdemos
mucho de ese ímpetu…
....es una pena.
Para
las vacaciones de navidad, nos dieron de deberes decorar esta bolsa
de reciclaje para que luego la puedan usar en el colegio: “estilo y
técnica libres”...
y mi hija y yo nos decantamos por el dadaísmo;
ya que lo minimal no nos atrae tanto. :)
Por
un lado hicimos un corazón con un montón de circulitos de tela, de
restos y cachitos de tejido que tenía yo por ahí, y por el otro
cada una dibujamos nuestra versión del “pequeño pony”
...y el
resultado me parece fascinante. La frescura que aporta el trazo de mi
niña me alucina; y estoy segura, de que muchos artistas, después de
buscar la perfección en sus obras durante gran parte de su vida,
cuando recurren al arte abstracto, buscan solo eso,
….aire,
frescura y la sinceridad perdidas.
Aunque esto último es una
conclusión mía...jeje..
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