Para
los primeros carnavales que vivía mi niño decidí hacerle un
disfraz de erizo. Para ello utilicé un viejo pijama. La carita del
animalillo está tejida a ganchillo, y el lomo de espinas lleva
cosidas cientos y cientos de cachitos de calcetines viejos y trocitos
de tejido que guardo en bolsas “por si acaso”. Recuerdo que me pasé muchas horas cosiendo a mano todas esas espinas, pero fue todo un
acierto, ya que para el frío que suele hacer en carnavales, el
pequeñín iba bien abrigadito :)
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